Nuestra Espiritualidad
Espiritualidad Contemplativa en Las Hermanas del Buen Pastor: Un estilo que traspasa las paredes de nuestra comunidad.
Figura en yeso de santa María Magdalena - comunidad de Hermanas Contemplativas en Pte. Alto.
SANTA MARÍA MAGDALENA
Santa María Eufrasia señala en los tiempos de la fundación de la Hermanas Contemplativas un modelo de seguimiento y compañía a quien confiarse: santa María Magdalena. Quién según nos relatan las escrituras fue una fiel discípula del Señor, quien además de tener la experiencia de redención, perdón y misericordia; se convirtió en una seguidora del Señor hasta la cruz, siento una de las primeras discípulas en ver al resucitado y reconocerle.
Como dijo el Papa Benedicto XVI al inicio de su encíclica “Deus caritas est” no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.
María Magdalena vive su conversión al cristianismo desde el encuentro circunstancial en primer momento, donde Jesús, sin juzgarle repara su dignidad perdida. La mira, la reconoce, conoce su vida seguramente (como con la mujer de Samaría). Saberse reconocida, perdonada, defendida transforma su vida haciendo que este encuentro particular le haga optar por un seguimiento fiel, seguimiento que no sólo le significa escuchar a quien reparó su vida, sino un seguimiento que implica compromiso, consecuencias personales y sociales.
El relato bíblico que nos habla de las consecuencias de ser cristiano y la misión que esta conlleva se puede ver con claridad cuando al morir Jesús, la comunidad de discípulas/os entró en una profunda noche de desconcierto, con riesgo de disgregarse. María Magdalena, mujer del alba, rompe la noche buscando a Jesús, queriendo recuperar a quien los reunió en comunidad.
María necesita saber “dónde” encontrar, al menos, el cuerpo de Jesús. El Resucitado invita a María a no retenerlo y le revela “dónde” encontrar su Cuerpo. La envía desde su nuevo modo de presencia resucitada a reconstruir los vínculos de la comunidad: “Ve a mis hermanos y hermanas [adelphoi] y diles que voy a Mi Dios que es el Dios de ustedes” Es la primera vez que utiliza la expresión “hermanos y hermanas”, resaltando la soro-fraternidad en el envío.
Según las palabras del Papa Benedicto XVI este encuentro te lleva a una orientación decisiva, donde la Magdalena acude incluso de noche (tiempo propicio para que lo oculto a Dios surja, según la cultura judía) continuando con su seguimiento al maestro y es aquí donde nuevamente Dios ilumina su vida en medio de la oscuridad invitándole a una nueva “decisión”, ya no una plenamente personal, sino una que incluye a toda la humanidad. ¡TRANSMITIR LA FIDELIDAD DE DIOS! Por medio de la Resurrección de su hijo.
El cristianismo es un permanente encuentro con Dios, donde nuestras oscuridades, propias de la humanidad, son iluminadas por su presencia transmitida en el cosmos y desde ahí se nos llama a invitar a otros y otras a abrirse a la luz que guía y allana el camino del Reino. Ser mensajeras y mensajeros de la resurrección, como la Magdalena confiada en que una y otra vez Dios, con su presencia sorpresiva nos saldrá al camino.
“Ve a mis hermanos y hermanas y diles que voy a Mi Dios que es el Dios de ustedes”
UNA VIDA DE SILENCIO AL SERVICIO DE LA HUMANIDAD
Una Congregación con un carisma y una espiritualidad con dos estilos de vida hace que más que las diferencias, lo que destaque es la vocación común tejida en torno a la Misión. Las Hermanas del Buen Pastor Contemplativas, tienen por una parte una dedicación total y exclusiva a la oración y contemplación, llegando por medio de esta a una vida plena en Dios; por otra parte ser signo de misericordia y reconciliación para el mundo, sobre todo aquellas mujeres necesitadas de la ternura del Pastor. [1]
La contemplación vivida desde la búsqueda de ser testimonio de Dios e “instrumentos de reconciliación, a través de nuestra oración, ascesis evangélica, soledad y silencio”[2], hace que las Hermanas Contemplativas vivan su clausura unidad por medio de la oración al mundo, no apartándose de el sino que contemplándolo a la luz del evangelio y de su intimidad con Dios. Logrando de esta manera una actualización permanente de la oración vocal con intencionalidades situacionales, acogiendo las peticiones de oración de quienes se acercan a la comunidad y de los acontecimientos que van marcando el rumbo de nuestra humanidad.
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[1] Cf Constituciones 5: “La experiencia continua de misericordia en todos los aspectos de nuestra vida, nos lleva a ser presencia de Jesús Buen Pastor. Somos enviadas por Él; es Dios quien exhorta a través nuestro y en su nombre hacemos la llamada de: reconciliaos con Dios”
[2] Cf Constituciones 6
Les llevan a estar en disposición a una escucha activa desde el corazón; por medio de esto entran en comunión sororal con Dios y con el mundo que confía en sus oraciones. Este abandono en Dios es una experiencia de confianza e intimidad con el Pastor que va susurrando caminos de entrega y comunión profunda.
Si bien el ocio es un espacio de creatividad y encuentro consigo mismas, en ellas este ocio les llevan a servir de manera silenciosa a la propia comunidad, siento un espacio donde confluyen la interrelación, la subsistencia y la entrega de sus propios dones a la Iglesia.
Lleva el ritmo de la jornada, por medio de la liturgia de las horas se unen a la oración de la Iglesia, a las necesidades del mundo y les permite mantenerse en permanente conexión con los miembros de la comunidad, quienes detienen sus tareas diarias para continuar con una oración más plena y presente.
CONTEMPLACIÓN AL ESTILO DEL BUEN PASTOR
Las comunidades contemplativas del Buen Pastor tienen un llamado particular, unirse por medio de la oración a la labor que realiza la vida apostólica en beneficio de las mujeres, niñas, niños y adolescentes más vulneradas por medio de una “visión del amor de Dios se expresa en proyectos de servicio directo caracterizados por la acogida compasiva y el desarrollo de programas pertinentes; se trata de actividades dinámicas y de políticas que piden justicia en sistemas y estructuras de programas, de gobiernos, de Iglesia y entidades sociales” (Documento de Posicionamiento, 2018, p 3).
Las Hermanas Contemplativas desde la clausura y apartadas del mundo disponen de sus tiempos de oración para apoyar estos esfuerzos congregacionales. Si bien cuentan con espacios determinados para el silencio interior y exterior esta experiencia las trasciende en tanto cada momento del día se encuentran sumergidas en la certeza de que “aman, sirven y son amadas por Dios”
Así, estas comunidades en cada espacio personal, comunitario, de oración o trabajo viven la justicia de la cual son parte, haciéndola y viviéndola en su vocación. Sus relaciones internas y externas, desde el llamado congregacional las lleva a trabajar por la justicia, orar por un mundo donde las personas puedan ser libres, desarrollarse plenamente y alcanzar la misericordia en cada rincón del mundo.
Es así, como la vida contemplativa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor cuenta con la particularidad de que es si bien es una vocación silenciosa y apartada de la relación directa con el mundo, es un estilo de vida que se nutre de la búsqueda de la justicia, la paz, la solidaridad, la reconciliación y la misericordia. Sabiéndose interrelacionadas íntimamente con el creador a través del cosmos que nos muestra la armonía de un mundo creado por amor y para amar.
Las Hermanas del Buen Pastor Contemplativas
Somos parte de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor
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